¡Es muy fácil! Vierte los huevos en un bol. Acerca una botella de agua vacía y la yema se colará hacia el interior. Como ves, esto sirve tanto si quieres utilizar sólo las yemas o sólo las claras.

Sumerge las yemas en un bol con abundante salsa de soja y déjalas ahí durante unas 6 horas. Quedarán con una textura súper sedosa y un intenso sabor dulce. Este truco es perfecto para aderezar pescados y ensaladas.

Saca un molde de plástico para hacer muffins. Abre cada huevo sobre una hendidura del recipiente, cubriéndolo con papel film. Acto seguido, mételo en el congelador. ¡Los huevos no perderán sus propiedades! Cuando quieras comerlos, sólo tendrás que meter el molde directamente en el horno y calentar a 180 grados durante 10 minutos.

¡Manos a la obra! Llena un vaso de agua y suelta dentro un huevo. Si se hunde del todo, estás de enhorabuena: es totalmente fresco. En caso de que flote, mejor no lo uses, ya que te arriesgas a contraer enfermedades como la salmonerosis.

Un clásico. Para cocer un huevo en el micro basta con partirlo sobre un bol con agua o leche, batir un poco y calentar la mezcla durante un minuto. ¿Que lo quieres frito? Ábrelo sobre un plato previamente rociado de aceite.¡Cuarenta segundos a media potencia y listo!

Lo único que debes hacer es introducirlo en un vasito de cristal y verter agua hasta la mitad. Agita el vaso durante tres segundos y la cáscara del huevo saldrá en nada. No te quemarás ni tendrás que soportar esos molestos trozos que suelen quedarse pegados.